
Entre murales, letreros pintados a mano y portones intervenidos artísticamente, hay un nombre que comienza a cobrar visibilidad en el panorama cultural alteño: Plácido Froilán Choque. Aunque su obra ha estado presente en la vida cotidiana de los alteños por más de tres décadas, pocos conocen al artista detrás de estas creaciones que dan identidad visual a la ciudad.
Plácido nació y se formó en El Alto, donde estudió en el histórico Instituto Don Bosco. Su vínculo con el arte comenzó desde muy joven, a través de la historieta y la elaboración de viñetas. Con el tiempo, esa afición se transformó en un oficio, y hoy su trabajo abarca desde murales y rótulos hasta diseños personalizados según el pedido de cada cliente.
Aunque su obra aún no ha ingresado formalmente a salas de exposición, parte de su trabajo ya ha sido reconocido. En 2016, sus creaciones fueron incluidas en el libro Bolivia: lenguajes gráficos, una publicación que explora la comunicación visual en el país.
Con más de 30 años de trayectoria, Plácido Froilán es mucho más que un artista urbano: es un referente silencioso del arte popular alteño. Su talento, que embellece calles y fachadas, forma parte del patrimonio visual de una ciudad en constante transformación.




